Cuando se llega a cierta edad, como la mía, la experiencia de lo vivido te va dejando ciertas enseñanzas. Tal vez si se las expongo, pueda que les sirva a algunos de ustedes.
La mayoría somos padres de familia, así como tíos, hermanos y tenemos una cosa en común: los sentimientos. No los ocultemos creando paredes invisibles para no expresarlos ya sea por temor, desconfianza o timidez. Deja que la lluvia los deslice hacia afuera sino no quieres que tu interior te devore sin contemplaciones. Ser sincero es lo mejor.
Las circunstancias en que vivimos actualmente, no nos permite darnos cuenta de los pequeños detalles. Elegimos las metas y sueños de los demás cuando tenemos la potestad de elegir los nuestros, que es una de los grandes placeres que nos da la vida. No dejes que la noche oscurezca tu mente. Tomemos el camino correcto sin recorrer distancia. Escucha tú corazón porque eres libre de tomar tus propias decisiones.
Tienes el derecho de pensar y sentir cualquier emoción ya sea agradable o desagradable pero si unes ambas, harán más fuerte tu carácter y podrás resolver mejor los problemas.
No olvidemos que somos fruto del amor por eso no dejes que la noche extienda su manto y cubra tu sueño. Aceptemos los defectos de los demás con humildad y modestia. Nadie es perfecto y la tolerancia nos permitirá dar un abrazo sincero y sin condiciones.
Las canas llegaron sin pedir permiso es por eso que ahora tengo que sentir y escuchar mi cuerpo. El me va a decir cuál es el límite del cansancio y el estrés.
Nadie va a ser como tú. No te canses buscando en libros como somos. Nacemos así y sólo tenemos que mirarnos en un espejo y reflejará nuestro interior. Esa es tu verdad.
Dios nos otorgó bondad, fortaleza, confianza, amor y sobre todo, esperanza. Entonces, busca tu propio cielo y saca tus alas para volar en él porque cuando estés en silencio contigo mismo, vas a escuchar al Señor. Encontraras la paz que siempre anhelas.
Recuerda, es la opinión de un amigo que desea contribuir a que estés feliz.
MAC